domingo, 18 de enero de 2009

Alto al Genocidio.













Ocupación, colonialismo imperialista, castigos colectivos, asesinatos selectivos, apartheid, limpieza étnica, expulsión, GENOCIDIO, son actos cometidos desde hace más de 60 años por el movimiento sionista con el objetivo directo de apropiarse de Palestina.

Durante estos sesenta años la comunidad internacional y los gobiernos con representación en la misma han permitido este tipo de acciones, denunciando tímidamente y solo en determinadas ocasiones, estos crímenes de guerra contra la población civil palestina sin importarles que los niños, niñas, mujeres y hombres palestinos sean diariamente humillados, castigados, encarcelados, asesinados, solo por una razón, ser palestinos, vivan o no en palestina.

Es una falsedad miserable relacionar violencia y Hamas, pues mucho antes de que existiera Hamas, origen del problema según los medios de comunicación al servicio del imperialismo, existió Sabra y Chatila, donde fueron asesinados 3000 palestinos indefensos, y Khan Yunis donde 140 refugiados y 135 habitantes locales desarmados fueron masacrados en 1953, o Kafr Qasim, etc.

Israel está perpetrando en Gaza crímenes contra la Humanidad, ante la indiferencia cómplice de la autoproclamada “Comunidad Internacional” y de algunos gobiernos árabes. Apoyado por EEUU, está masacrando al pueblo palestino. Ha convertido la Franja en una enorme prisión de la que nadie puede entrar ni salir sin permiso del carcelero, y donde se practican los castigos colectivos contra la indefensa población civil negando cualquier ley humanitaria internacional.

Desde que Hamas, enarbolando la bandera de la resistencia a la ocupación, ganara con el 65% de los votos las elecciones de 2006, auspiciadas y verificadas por Occidente, Israel ha convertido este territorio en un gueto, cercado a sus habitantes, tratando de rendirlos por hambre y desesperación, privándoles de agua, luz, trabajo, pan y de esperanza en un futuro en libertad. Una situación que cuenta con el apoyo de las principales potencias occidentales que han sometido a este territorio a un embargo financiero por parte de EEUU, UE, Japón y Canadá. Esta situación ha puesto a un millón y medio de habitantes de Gaza al borde de la hambruna. La tasa de pobreza ha pasado de un 29 % en 2004 al 81 % en 2008.

La violencia es la ocupación sionista. Cuando el 15 de mayo de 1948 se institucionalizó el autoproclamado estado de Israel, se consumaba un operativo terrorista de “limpieza étnica” que había destruido 531 aldeas y pueblos, asesinando a miles y expulsado a casi un millón de pobladores palestinos, la gran mayoría campesinos. Eso fue la Nakba, la catástrofe, la expulsión masiva del pueblo palestino de su tierra. Hoy son 7 millones de refugiados, con sus hijos, nietos y bisnietos, de los cuales 5 millones viven en campos de refugiados. La minoría, más de un millón, dentro de los límites de la actual Israel, son parias en su propia tierra, la Palestina histórica, y en muchos casos perdieron también sus casas. Otros 3 millones viven en Gaza y Cisjordania, territorios de la llamada “Autoridad Nacional Palestina”, en realidad bajo ocupación del ejército israelí y de 200.000 colonos sionistas.

La resistencia del pueblo palestino es el resultado de decenas de años de ocupación, que solo han supuesto humillación y pobreza. Una situación agravada en los últimos años por la gestión y el colaboracionismo de una dirigencia corrompida. Esta es una de las causas que explica el apoyo que Hamas tiene entre el pueblo palestino.

El derecho a la resistencia del pueblo palestino es lo que realmente se quiere doblegar con este genocidio. Resistir al ocupante, como lo hizo el pueblo de Madrid ante las tropas nazi-fascistas, es un derecho, es una obligación, No es terrorismo, es Resistencia.

El sionismo exhibe una vez más su repulsiva cara de muerte, asesinando niños, mujeres y ancianos. Destruye infraestructuras, impone su bestial dominio militar impunemente. El Derecho Internacional, la Convención de Ginebra, son letra muerta para los genocidas del s. XXI, y ante esta barbarie, los gobiernos de la UE y aquí, el de Zapatero, callan y equiparan vergonzosamente al verdugo con sus víctimas, convirtiéndose así objetivamente en cómplices del crimen que se está perpetrando en Palestina.

La justicia se restaurará solo cuando los palestinos recuperen su tierra, sus derechos y sean indemnizadas las víctimas.

Se equivocan si piensan que pueden callar la resistencia palestina y a los trabajadores del mundo entero. En estos momentos todos somos palestinos y no aceptamos la paz de los vencidos.

No puede permitirse ante tamaño crimen el silencio cómplice o poner un signo igual entre el genocida sionista y el legítimo derecho a la resistencia del pueblo palestino.

Exigimos al gobierno Zapatero la ruptura de relaciones con el estado sionista. Exigimos el retorno de todos los refugiados palestinos, la libertad de los presos palestinos y la destrucción del muro del apartheid.

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